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La felicidad

… la felicidad jajajaja….

Quién no ha cantado o al menos escuchado esta canción sobre la tan anhelada Felicidad. Ésta ¿qué es? ¿Será un estado concreto de nuestras emociones o será un continuo de sentimientos? ¿repercute en mi comportamiento y en mi día a día? ¿qué tiene que ver con mi paternidad o maternidad? ¿mis hijos serán felices? Y otros cuestionamientos en torno a esta famosa palabra pueden surgir en este periodo de crisis.

Sin lugar a duda, la felicidad es algo muy preciado. Los estudios que se realizaron dentro del marco de la psicología positiva han contribuido en poder comprender esta experiencia subjetiva. Y de ellos podemos rescatar algunas recomendaciones para disfrutar de la felicidad en nuestro hogar más allá de las situaciones problemáticas que estemos atravesando.

  • Disfruta las actividades cotidianas que realizamos, para ello es importante la actitud, cómo evaluamos lo que hacemos y la emoción que generamos. Por ejemplo, si nos toca limpiar la casa, disfrutemos penando en el beneficio que nos trae. Cuando vas al trabajo o al teletrabajo que no sea con malestar o pesadez, es necesario diferenciar el cansancio ocasional y la insatisfacción general en torno al trabajo, recuerda tu vocación.
  • Sentirte satisfecho de cada día, con sus problemas y sus pendientes, son parte de la vida y donde despliegas tu creatividad. Sentirte satisfecho por haber trabajado y darle sustento a tu familia, por acompañar a tus hijos en sus clases o juegos, etc. Es como darse un “like”.
  • Retroalimentarte de manera saludable, ¿qué hago bien? ¿en qué puedo mejorar para la próxima oportunidad?
  • Refuérzate por tus logros por más pequeños y cotidianos que te parezcan “qué rico me salió el pollito al horno”, “qué bien me veo”, “lo estoy haciendo bien”, etc. No esperes la retribución externa.
  • Comparte tus emociones al realizar las actividades que te gustan, recuerda “la felicidad es la única cosa que se multiplica cuando es compartida”, Albert Schweitzer.
  • Evalúa tu entorno, si bien no determina sí influye en tu felicidad el saber que viven en un entorno saludable con valores coherentes a los tuyos y de tu familia.
  • Expresa con palabras, gestos y acciones tu bienestar, satisfacción, tranquilidad, tú felicidad. Esto no significa que por momentos no estés preocupado o molesto o triste; la felicidad también la encuentras en reconocerte humano, en aceptar tus emociones, tus dificultades o problemas, o aquello que escapa de tu control. La felicidad, por lo tanto, es algo que generas en ti.

Recuerda, si tú vives en felicidad tus hijos también lo harán.

Ps. Angélica Esquivias Astete.