Conversamos con Henrique Lima, cartógrafo, y Camila Regina, pedagoga, ambos son miembros del Núcleo de Estudios de Filosofía e Infancias de la Universidad del Estado de Río de Janeiro y fundadores del proyecto Pipasgrafias.
José María Taramona: Hola queridos Henrique y Camila. Gracias por darnos un tiempo para conversar sobre Pipasgrafias, un proyecto muy interesante que está creciendo y cruzando fronteras.
Camila Regina: ¡Estamos presentes! Nosotros estamos muy felices por acoger otras voces también.
JM: Vamos a comenzar, entonces. ¿Podrían contarnos qué es el proyecto Pipasgrafias? ¿Cómo nació esta idea?
C: ¡Vamos! Henrique comienza…
Henrique Lima: El proyecto nació durante este periodo de aislamiento social, pero ya veníamos pensando en los conceptos e infancias que componen el proyecto desde hace algunos años. Observando el número de cometas (pipas) aumentando en los cielos durante este periodo de pandemia, desde la ventana de nuestra casa anterior, aquí en Río mismo, nos inspiramos y decidimos invitar a la gente pipeira (que vuela cometa) a participar.
C: Brotó de encantarnos de las cometas que raspan los aires y conectan, de algún modo, los cielos y las casas de las favelas de Rocinha y del Parque de la Ciudad, en el periodo de cuarentena, en Río de Janeiro. ¿Qué es el proyecto? Es un proyecto artístico, colaborativo y voluntario, sin fines de lucro, pero de mucha relevancia social. Es un proyecto que tiene la finalidad de provocar el ver y el dar a ver de las expresiones artísticas/experiencias que encarnan por afectos, gestos, sensaciones y emociones.
H: Proyecto artístico y pipeiro.
JM: La infancia es algo muy importante dentro del proyecto. ¿De qué forma las cometas son una representación o expresión de la infancia?
C: El proyecto trata la infancia como una fuerza potente, infantil. Un mirar juguetón para la vida y para las experiencia de ella. Una infancia de la experiencia y del tiempo libre. Donde todos podamos ver el juego como posibilidad de creación. Una infancia que atraviesa todas las edades.
H: Creo que las cometas representan también el deseo de tocar el cielo o incluso volar, a través del juego, del tiempo libre. Es una extensión del cuerpo a raspar y colorear los cielos, tal como una hoja de papel con muchos espacios para explorar y moverse.
JM: Me gusta esa idea de juego para pensar en una infancia que atraviesa todas las edades. Camila, en un bello texto trazas algunas relaciones entre su proyecto y el arte, la educación y la filosofía, y te preguntas: “¿Qué es lo que puede una cometa? ¿Puede una cometa ser una escuela? ¿Puede una cometa ser una filosofía? ¿Un arte?” Me gustaría ensayar algunas ideas que nos permitan pensar sobre estas preguntas.
C: La relación de la cometa con el arte nos lleva al encuentro de la creación y de la invención. Pues, el arte es la posibilidad de crearnos e inventarnos muchas cosas en el mundo. ¿Puede una cometa ser una escuela? Un espacio donde privilegia la creación y no solo la reproducción. Donde cada uno pueda ser el protagonista de su propia creación. Que la escuela sea un espacio de tiempo libre para crear, estar juntos, que sea una potencia de vida para aquellos que la habitan, así como días de sol para volar cometa. ¿Puede la cometa ser una filosofía? Creemos que es posible… la filosofía que privilegia la pregunta, el pensamiento, la cultura, los cruces, los modos de vida, el derecho a la ciudad, a la vida… Tal vez, la cometa sea el encuentro de todas esas cosas. Una vida que resiste e invita el tejer de una cuerda de cometa.
JM: Pienso que sí, puede ser una forma de hacer escuela, sin duda es una experiencia de intensidad y transformación. ¿Cuál es la importancia de tornar estas experiencias visibles y divulgarlas?
H: Creo que tiene relación con el ver y el dar a ver de esas potencias; de los protagonismos artístico-culturales de las favelas y periferias, que tantas veces son marginados o hasta ocultados. Experiencias de juego, que expresan culturas populares, modos de hablar, ideas, artes otras, educaciones otras, colores, formas, gestos.
JM: Ahora una pregunta un poco más personal. ¿Cómo su visión como pedagoga y cartógrafo, respectivamente, contribuye al proyecto?
H: Bueno… Como cartógrafo, me gusta pensar los símbolos, colores, territorios, espacio-tiempos. Todo lo que atraviesa y (re)diseña los ambientes. Intento traer eso para el proyecto, más allá de la clásica cartografía cartesiana. Pensar las (carto)gráficas otras que se forman es muy interesante y nos trae infinitas posibilidades e interpretaciones. Esa es la gracia de la cosa. ¿Cómo resignificar la cartografía a través de las experiencias? ¿Cómo son trazadas esas cartográficas de la cultura, del arte, del pensamiento y de la memoria a través del volar cometas? A través de la infancia y el jugar.
C: Como educadora, durante un buen tiempo me he interesado por esas temáticas, flujos y movimientos. Relacionados a la infancia, infancias que deslizan por los devenires. Que acaban siendo cartografiadas por una educación otra, consideradas “menores”, subversivas. Tal vez, eso sea bello, potente y filosófico. Pensar el hacer escuela como un movimiento que subvierte para crear. Ni todo debe ser fragmentado y rígido, por eso es posible pensar la relación de la educación como algo que atraviesa lo que es lúdico. Lleno de colores, formas y gestos… Normalizadas como marginales, eso quise decir.
JM:Creo que es interesante esa visión territorial del Mapa Pipagráfico, pensando en los diferentes significados que se construyen en torno del juego con cometas en cada punto geográfico. También existe una relación con el lenguaje: pipas, cometas, barriletes… dependiendo del lugar donde estás. ¿Cuál es la importancia de esta dimensión territorial (o extraterritorial) del proyecto?
H: Pensar las diversidades que extrapolan los (des)límites… las travesías. Inclusive el proyecto fue pensado inicialmente componiendo una trayectoria en el estado de Río de Janeiro; sin embargo, estas pluralidades solo nos llevaron a encontrar experiencias más allá de aquí. Fueron devenires y ensueños que nos atravesaron y que nos quitaron el control (¡y qué bueno!), dejándonos muy felices, pues eso representa cómo es potente el pensar cometa; aquella cometa, pipa o barrilete o sea como sea llamada en otros lugares, que atraviesa los cielos de otros territorios
JM: Estamos casi al final de esta conversación, pero tengo una última pregunta. ¿Cuáles son los próximos pasos o planes que tienen para el proyecto?
H: Queremos mucho hacer experiencias presenciales, cuando la pandemia acabe. Ya tenemos inclusive algunas invitaciones en algunos territorios aquí de Río. Pretendemos exponer también este material y tal vez hasta hacer un cortometraje u otro tipo de producción audiovisual. Haciendo esa travesía entre educación/escuela, arte, filosofía, cultura y memoria. Creo que vienen cosas buenas por ahí. A corto plazo ya tenemos una convocatoria reciente, invitando para una experiencia a profesores y alumnos de educación básica.
C: Vienen muchas cosas buenas. Hemos pensado en muchas posibilidades y encuentros. Inclusive, pensar juntos con otros educadores esos cruces… ¿Qué puede una cometa con cola al cruzar la ciudad, el arte y la escuela?
JM: Sin duda es un proyecto que atraviesa muchas dimensiones de la vida de las infancias. Gracias por este espacio para pensar juntos y espero que tengamos otros, con la cometa en manos, tal vez. ¡Felicitaciones por el proyecto! Creo que en un momento en que todos están tan preocupados con la educación virtual, es potente una iniciativa que nos recuerda que aún hay espacio para pensar las prácticas pedagógicas a partir de la presencia y de las posibilidades del juego. Creo que esa es la potencia de Pipasgrafias.
C: Gratitud por la escucha y sensibilidad. Fue muy bacán este encuentro.Gratidão pela escuta e sensibilidade. Foi muito bacana esse encontro.
H: ¡Muchas gracias, Jose! Nosotros somos los que agradecemos el espacio para compartirnos.